Alejandro Zelaya nos compartió en Twitter sus
Me pareció un buen ejercicio que acostumbro hacer también. Este año me sentí un poco seco de aprendizajes personales, por lo que haré algo un poco diferente. Tomaré las ideas que comparten otras personas para construir a partir de ahí.
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1. Tener un grupo de amigos sólido que no juzguen y estén en las peores es de los regalos más lindos de la vida.
Estoy muy de acuerdo. Un tema frecuente que veo, y que me está ocurriendo, es que tener y mantener un grupo sólido de amigos se complica con el tiempo. Veo una falta generalizada de amistad en la sociedad, quizás por las condiciones modernas, el distanciamiento social, el aislamiento digital, etc. No lo se, me da esa sensación, comparado con lo que platican mis familiares de más edad.
Que no juzguen también tiene sus dificultades, y estar en los peores momentos, no se diga. No lo he vivido como me gustaría. Cuando he estado hospitalizado, ni siquiera algunos familiares cercanos estuvieron (costo y tiempo quizás). Quizás no es tan importante, aunque en esa vulnerabilidad se agradece que alguien esté ahí.
Mi esposa se ha convertido en mi mejor amiga, desde que nos conocimos hace 10 años, encontramos una amistad muy fuerte, que obviamente cruzó el límite de ser más que amigos. Vivimos sin juzgarnos, incluso en nuestras debilidades y hemos estado en las peores. Fuera de nuestra pareja, veo que es difícil tener más personas así, como lo hicimos durante el trabajo y la escuela. De cierta forma se siente extraño que lo que nos unía era el trabajo y la educación. Una vez que se termina, no hay algo más en la amistad.
Definitivamente a mi esposa y a mi nos faltan más amistades. Tengo la fortuna de ser un centrovertido que disfruto conocer personas nuevas, aunque no soy muy insistente en mantener mis amistades. Me desgasta bastante tener que "dar mantenimiento" a las relaciones sociales. Me desgasta tener amistades por conveniencia que terminan al ya no haber nada más que "un momento agradable". Disfruto de vez en cuando ver a amigos, viajar y convivir con personas que tenía meses sin ver. También me gusta mucho charlar por medios digitales y tener una videollamada para mantener viva la relación.
Me cuesta mucho trabajar con mis amigos y familiares, por lo que en el trabajo normalmente no construyo relaciones duraderas. Algo que me ayudó hablar en terapia, durante 2021, fue entender que una amistad significa cosas distintas para cada persona. Entender que significa para tí, puede ayudar mucho.
2. Pedir ayuda es un acto de humildad enorme
Completamente. No es lo mismo pedir "ayuda" de algo que ya ocurre, como la controvertida "ayúdame a lavar tu ropa" que nos dicen los padres, contra verdaderamente aceptar tus vulnerabilidades y tener que pedir ayuda externa en algo que no puedes resolver.
Como pedir ayuda profesional cuando tienes una enfermedad que tu cuerpo no puede curar. Aceptar que no tienes los recursos para cubrir una obligación, o simplemente aceptar que en este momento no eres tu mejor versión y que necesitas en este momento algo que tú no puedes dar.
Involucra mucha madurez emocional, fortaleza interna y quebrarse un poco. Afortunadamente ese quiebre te permitirá llegar a la siguiente etapa de tu vida, por ello lo veo tan valioso.
3. Hay que aprender dónde, cuándo y con quien tomarse los traguitos
No entendí mucho este punto, aunque quizás va por "hay que saber con quién y cuando contar las penas".
Anteriormente era muy abierto a contar cosas sin importancia, aunque a veces también algunas intimidades. Hoy eso no es tan importante, aunque sí aprendí a moderar mi forma de comunicarme. No hay que decir todo, en cualquier momento. No significa que seamos deshonestos, sino maduros, responsables. No todas las verdades deben decirse en todo momento.
Lo analizaba con un amigo como "decir verdades en un funeral". No es el momento, espera al momento adecuado. No por tí, sino por empatía a los demás. Como quisieras que los demás sean empáticos contigo.
4. Si no estás obsesionado con lo que haces día a día, probablemente alguien más te va a comer el mandado
Bueno, empiezo diciendo que las obsesiones no son buenas, las cosas en exceso hacen daño.
Entonces, en lugar de decir obsesión, digamos pasión, entrega, profundidad. Y no pasión desbordada, sino suficiente.
Vivir a profundidad lo que haces te distingue. Algunas partes de la vida son una competencia. Otras no tienen que serlo. Debemos vivir con profesionalismo nuestra carrera, cumplir nuestras promesas, como he escrito antes. Saber decir "hasta aquí".
No deberíamos vivir con intensidad nuestros pasatiempos y vacaciones, sino con plenitud.
Al tener poco de algo, por ejemplo días de vacaciones, nos hace tener una intensidad exagerada que rompe con el propósito. En lugar de descansar terminamos más cansados.
El trabajo en lugar de ser el medio para lograr nuestro estilo de vida, se convierte en aquello que odiamos y no podemos escapar (esto es muy controversial, aunque lo comento de forma simplista para no extenderlo)
Creo que todo parte del por qué y para qué. ¿Por qué quieres obsesionarte con algo? ¿De qué sirve ser el mejor en lo que haces? ¿Cual sería un suficientemente bueno? Pues el riesgo de vivir una vida sin límites, es que nunca te sentirás a plenitud con el límite más básico: Algún día moriremos, algún día esta energía interna que parece infinita se terminará. No está mal llegar a tu máximo. El asunto será, ¿que harás después? Hay que llegar a lo más alto para entender que esa no era la respuesta, sino el camino.
Quizás está bien no dar el 110% (si eso existe), quizás está bien que te coman el mandado. Quizás está bien aceptarte, eso sí, dando lo más que puedes dar. Cambiar tu punto de referencia sobre lo que "es correcto y no", y simplemente dar lo mejor que puedes.
5. Tener disciplina con pequeños actos es vital: Meditar 3-4 veces a la semana, rezar de rodillas, bañarte en agua fría, etc.
Estoy totalmente de acuerdo en que la disciplina es vital. Cuando entrenaba artes marciales y deportes muchas horas al día, esa disciplina me ayudó a llegar hasta donde lo hice. Hoy vivo un poco más relajado, aunque para no caer en una trampa de hacer menos de lo que puedo, la repetición, el ambiente, la constancia, me han ayudado mucho a seguir logrando cosas valiosas.
Meditar me cuesta mucho trabajo, a veces siento que no lo necesito, y luego cuando estoy intranquilo, recuerdo la importancia del control sobre la mente.
Hoy ya no rezo, aunque agradecer al estar en una cama, ser conciente del día al que llegué, todo lo que tengo, todo lo que soy, me ayuda mucho a aterrizar la realidad que tengo, contra la que quiero construir. Y también dejarme llevar para no abrumarme.
Una forma de "meditar" que me ha ayudado es salir a caminar y hacer ejercicio, relacionar el movimiento con los pensamientos. También hacer ejercicio mientras escucho un podcast, que no es lo más recomendado, aunque me ayuda a desconectar de otras ideas y a mover el cuerpo, algo vital para las personas que hacemos trabajo sedentario, repetitivo.
Me decía un mentor: Si no sudas, todo el estrés de tu actividad mental se va acumulando y te enfermas. Lo observo mucho, cuando no me muevo no me siento bien.
Hay algo paradójico de los hábitos y las rutinas. Hacer ejercicio hoy logra que sea más fácil hacer ejercicio en el futuro. Hoy es cuando cuesta trabajo y mañana también. Estoy leyendo el libro "Termina" sobre lo difícil que es terminar las cosas y cómo nos sabotea la mente. Más cuando hay cosas "infinitas" como el ejercicio, que nunca terminan hasta que nos morimos, pero hay que partir como en "el ejercicio del día", "el maratón de este año", "la meditada de la semana". ¡Síguelo haciendo!
Por último, estoy empezando a bañarme con agua fría. Lo que me sorprende es cómo el cuerpo se va acostumbrando (para bien), te duele menos esa situación sorpresiva, y recibes sus beneficios.
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Si alguna idea te movió, contácta a Alejandro o a mi y conversemos.
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Este post es parte del #reto7entradas
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EOT
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